Corresponsalias

De forma tal que en El Botho se comen cactus. Quite inmediatamente esa cara de asco: no es tan malo como parece. De hecho, los cactus que se comen en El Botho tienen la particularidad de ser deliciosos. Y lo que pasa es que no son cactus-cactus, sino cactus amables. Se come nopal y tuna (productos, por otra parte, comunes a todo un México que ha de quitarles las espinas antes de comerlos), pero también choconoztle (que es como una tuna [un cactus gordito, por decir], pero roja, con la cual se hace agua de sabor). Además de los cactus, cactus como tales, se comen otras cactáceas. Por ejemplo: el maguey (del cual se saca el pulque, bebida embriagante de por acá), en primavera, tiene una flor llamada garambullo, que se ve así:

La parte de abajo es el maguey (al cual se le saca la pulpa para hacer aguardiente para hacer pulque); la de arriba es el garambullo. Las hojas de éste (bastante gruesas) se cocinan con huevo, atún, o en ensalada, con vinagre. Lo cierto es que, de toda la vegetación de El Botho (que no es muy amable, pero sí abundante) se saca algo de comer. Siendo una comunidad indígena ñhañhu, a más de 25 kilómetros de un mercado, ya se imaginarán.

La comida sale de todos lados, pues. ¿Han escuchado como en México se comen insectos? Bueno: puedo decirles que no hay experiencia más extraña que comer no sólo insectos, sino huevos de insectos. En México se comen los escamoles, que son los huevos de hormiga cuando están en un momento muy preciso de su gestación. El más grande manjar para la gente de El Botho son los escamoles. Es el caviar de El Botho, e incluso ellos lo llaman así. Y lo es porque uno puede comer escamoles sólo dos o tres veces al año. El punto del proceso donde los escamoles son comestibles es tan preciso, que sólo pueden sacarse de los nidos de hormiga durante una o dos mañanas al año. Créanme: es impactante ver a Don Julián cavando agujeros junto a un maguey para sacar pequeñas esferitas blancas, que luego freirá Doña Tere para que las comamos en tacos. ¿El veredicto? Son ricos, pero no tanto.

Estas particularidades culinarias no serían nada de no ser por el mayor manjar de México: la tortilla. Yo insisto en que la tortilla es la única cosa que todos los mexicanos tenemos en común; pero hay que aclarar que no todas las tortillas son iguales. Mientras que en el DF las hacen de manera industrial, en lugares como El Botho las mujeres tortean: o sea, hacen tortillas a mano, con masa recién molida. Son tortillas más gorditas, terriblemente deliciosas. No me extraña que la dieta de los bothoenses esté compuesta en un 70% de tortillas.

Yo, tanto choconoztle, como escamoles, como tortillas recién hechas, podría comer diario.

Posted by Ruy Feben on jueves, junio 08, 2006 at 6:48 p. m. | Permalink