Corresponsalias

en colombia se comen muchas cosas. las más famosas -tamales, bandeja paisa, empanadas- no requieren mucha presentación y en versiones diferentes pueden encontrarse a lo largo de latinoamérica, al igual que la mixtura de tripas y sangre fritas que es tan apreciada en el centro del país y parece ser popular también en nicaragua.

al lado de ese plato, elegía viva al colesterol y los carbohidratos, suele venderse otra exquisitez de la gastronomía nacional que parece sacada de una película de terror de serie B: el pescuezo relleno. imagine usted, estimado lector, que alguien ha agarrado la cabeza de una gallina y ha tirado de ella hasta que el cuello del infortunado animal alcanza su largo máximo. una vez hecho esto, el asesino -porque no hay que ser muy suspicaz para entender que la gallina no sobrevivió al procedimiento- corta el desgonzado pescuezo en el lugar donde se une al resto del animal y procede a vaciarlo de su contenido original (laringe, cuerdas vocales o lo que sea que tenga una gallina en la garganta) y rellenarlo con otras 'delicias', tras haberlo desplumado y cocinado ligeramente. el resultado es una especie de tubo de pellejo granuloso que ostenta en un extremo la cabeza de la gallina, con la expresión aterradora que es de esperarse cuando una cabeza ha sido cocinada, y en el otro un artístico remiendo con hilo azul que impide que el relleno vaya en busca de nuevos rumbos. se sirve generalmente acompañado de refajo (mezcla de cerveza y una bebida gaseosa de sabor indefinible llamada precisamente 'colombiana') y sí, la gente se lo come.

esa misma gente, o quizá otra, come también hormigas tostadas, traídas de una región del país donde son bastante populares como snack. y aunque no debe usted pensar, cual gringo desubicado, que en los supermercados no se consiguen papas fritas sino sólo hormigas culonas, la verdad es que ahora que están en temporada es fácil conseguirlas en los almacenes del centro o incluso en carritos de vendedores ambulantes. saben a maní, para qué le miento. y yo prefiero el maní.

pero ya que no contesté la pregunta del moderador (cosa común entre los corresponsales de este blog, por lo visto), al menos dejo la salvedad de que la variedad es grande y las cocinas regionales colombianas ofrecen cosas deliciosas para comer, la mayoría de ellas de aspecto menos inquietante que las descritas, como el cayeye de la costa (puré de banano verde con mantequilla, estupendo para desayunar), los dulces de boyacá y el picadillo de pescado y cangrejo típico en las islas del archipiélago de san andrés.