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Con permiso pido permiso (Alemania)

El trámite del permiso de estadía, otra de las perlas que marcan la vida del extranjero en tierra extrania -me acuerdo de una calcomanía que vi pegada en un carro que decía "fuera de Alemania los alemanes también somos extranjeros". Yo he tenido suerte, se me ha otorgado sin dificultades lo que he pedido porque siempre he cumplido con los requisitos que me impusieron. De todos modos el tener que tener fechas en mente, tener que reservar el tiempo, madrugar para ir allá, ir allá, esperar allá, etc. no dejan de ser un agobio. También tienes oportunidad de ver a los demás en tu situación. Ves por ejemplo turcos que han nacido en Alemania pero que siguen siendo extranjeros ante la ley. La oficina de extranjería de Harburg, el sector en donde queda la universidad donde estudié y en donde viví 2 anios y medio, también atiende al público de Wilhemsburg, la isla de Hamburgo sobre el Elba y reconocida por ser "guetto" de extranjeros y/o desempleados. No hay citas, sino se atiende por orden de llegada. Escenas como las consabidas en las puertas de las embajadas de USA o la Unión Europea en Bogotá o el casting del Factor X pueden ser vistas también en esta localidad, pero con más diversidad internacional. En las otras localidades donde he vivido se solicita primero una cita por teléfono, así que no hay ese período de espera abusivo en donde además te toca enterarte de las historias de los demás. Ya no sé cuántas veces he tenido que hacer ese trámite, sólo que me tocó sacar un pasaporte nuevo porque el viejo ya tenía todas las páginas ocupadas. Y como ya dije, he tenido suerte. Porque se han escuchado todas las historias posibles de deportación y expatriación de extranjeros, las más siniestras con la participación de funcionarios furibundos y poco pacientes que ese día habían desayunado con veneno. Y también las típicas historias de matrimonios y adopción de ninhos de apariencia (digamos una profesional ucraniana casada con un desempleado alcohólico alemán o un loco alemán adoptando ninhos a la lata en Paraguay nada más que para joder al Estado -alemán-).

Gente más enterada y más inteligente que yo ha vertido ya ríos de tinta sobre la política de integración de extranjeros de Alemania, la UE, los países ricos, etc. Así que sólo diré que aquí la situación no es tan paila como en Francia (no se imagina uno para nada esos riots parisinos por estas tierras), sin ser 100% buena tampoco.

En 2007 no tendré que preocuparme para nada por ese bendito permiso. O sí: en caso de ausentarme de este país (who knows?) he de reportarme por aquí mínimo cada 6 meses para no perderlo.

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